La nuestra parece una era ideal para el dogmatismo, las opiniones contundentes y las recetas sencillas. Eso, en el mundo de las ventas, nos ha llevado demasiadas veces a confundir la tecnología como parte de la solución con la tecnología como la única solución a nuestros problemas. Muchos retailers han tenido que descubrir con espanto que sensorizar las tiendas y llenarlas de gadgets ni multiplicaba sus ingresos ni volvía a enamorar a sus clientes. Con la obsesión con las generaciones y los millennials ha pasado algo parecido.
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